Alejandra Bosch - por ahora es todo lo que hago

1


Aquí
hay hombres que trabajan
todo el día al sol
aprovechando las horas que pasan lentas
sí los días se abren claros
sobre las casas y las plantas
porque si llueve
si llueve
ellos no vienen.


Aquí los días transcurren
entre ruidos de martillos
y conversaciones aéreas
gritos y órdenes:
–ahí va– y vuelan ladrillos al espacio.
También hay música
hombres que cantan y fuman agachados.
En los mediodías
hay silencios o risas reposadas
y corre el agua por sus cabezas
y la cerveza.


Van y vienen
por las calles de arena
colgados, como surfistas
en las camionetas
de los que se llaman
contratistas.
Van atrás,
no son dueños
ni de los martillos que golpean
ni de los andamios
sólo de la pericia
y de las horas quemadas.

Vengo de otro lado
–como ellos–
no a trabajar, solo a mirar
por ahora es todo lo que hago.

 

2


Miro como pasan las camionetas
y los cuatriciclos
por la calle que está afuera
después de la tranquera.
Los fines de semana
observo a propietarios
proyectar piletas azules
porque llega el verano.
Tengo vecinos qué
invierten en olas artificiales.


Me preocupa el techo
–dicen, que “el niño”–
traerá fuertes tormentas
y me asusta no reconocer
los ruidos de la casa.


Llegué en otoño
cuando la ciudad
se puso heavy.
Me doy cuenta, que el agua está cerca
un río que se llama, Ubajay
pelea silencioso, contra la defensa
de bolsas llenas de arena
que otros vecinos
colocaron ante la emergencia,
igual, hicieron con los alambrados.


Antes
en la casa de mi madre,
sí sabía cuando iba a cortarse la luz
y el agua iba a entrar por debajo de la puerta.
En la ciudad el agua se apodera de todo
cada vez
que empiezan las tormentas
y la basura nos tapa.

 

 

3


Aquí
hay hombres que trabajan
construyendo el sueño de otros.
Levantaron las paredes de mi casa
y como todos, me quejé:
de los costos
de las terminaciones
de los plazos no cumplidos
–pero ellos siguen trabajando–
y yo miro todo
porque mirar es lo que mejor hago.