Una no elige cuándo caerse - Vanina Colagiovanni
Río mudo
Cada tanto vuelve una imagen, de todos modos,
reparadora:
un bote avanza lento en el calor
gotas de transpiración en la frente
islas y más islas en un río sin sombra
yo con un remo, él con otro
la mano del hijo que recién empieza a hablar
se hunde en el agua y él se ríe
refrescándonos;
si pudiéramos tener siempre
esa mano en el agua
como termómetr, antena,
medida fresca del otro
si estuviéramos a tiempo.
Justo ahora
"Uno no elige cuándo caerse"
estaba enojado y rechazaba
mi mano para levantarlo
a los 7 años ya tenía la respuesta
a mi "justo ahora te venís a caer"
tan poco amable
y no, uno no elige
cuándo ni dónde caerse, ni la mano que rechza
para levantarse del pasto
ni el gesto en la cara al rechazarla, no
elige la herencia aunque sí pueda intentar
torcerla
hacer algo con eso que viene
quién sabe de dónde
y que
justo ahora
aparece.
Deriva
Me calcé la boina de lana sobre el pelo mojado
y salí al domingo lluvioso
elegí dos libros, uno seguro, otro aspiracional
un cuaderno en la bolsa.
Caminé
caminé
caminé sin parar
como si paseara la bolsa con correa
me di una vuelta al perro
y terminé a la hora perfecta en el bar de siempre
para tomar café con torta de canela y nuez.
¿Conocerse puede ser
tirarse una cuerda a uno mismo y agarrarla
para impulsarse fuera de sí
y a la vez expandirse
con los tentáculos de la percepción
abiertos
casi en calma?
Luz portátil
Cada tanto te atacan fantasmas
te persigue la idea
de estar en una situación extrema
y no poder ver.
Por si quedás atrapada
decidís llevar a todos lados una linterna.
Llevás sosiego en la cartera:
escenificación del caos o
extensión del universo.