Tus ojos frívolos son perros lamiéndome - Sofía Vaisman Maturana
No se puede escapar de los tiempos que corren. No se puede, simplemente, leer “Me gustas cuando callas porque estás como ausente. / Distante y dolorosa como si hubieras muerto.” y mirar para otro lado. Sofía Vaisman Maturana (Santiago de Chile, 1993) lo sabe y escribe con plena conciencia, dispuesta a romper márgenes de lo aceptable, de lo esperable. No le pongamos nombre a lo nuestro (2018, Puntos Suspensivos Ediciones), lejos de ser sólo un libro de desamor y de llanto, cruza la cordillera e irrumpe con la violencia de quien sostiene “Quiero la verdad de los cuerpos lloviéndome encima / día y noche / día y noche/ quiero la verdad de sus cuerpos / mojándome entera.”
A lo largo de veinticinco poemas, Sofía nos lleva por un camino lleno de esculturas de santos, rabíes, vapores, pezones, ciudades demasiado grandes, secretos obsesivos, novios que ya saben. Nos adentra en un río agitado mientras dice “No te confundas / esta luz que ves en mis ojos / es puro libertinaje y felicidad endiablada”. Y cuando por fin lo cruzamos, nos queda dando vuelta debajo de la lengua la pregunta: las mujeres, ¿sólo son amantes cándidas, claras como una lámpara y simples como un anillo? Vaisman Maturana nos responde: “La noche me abandona / como la abandoné yo a ella.”
Karina L. Ardizzone
Tus ojos frívolos son perros lamiéndome
enjuagan mi sexo
los senos alerta al frescor de labios.
Campus Oriente está lleno de tus pasadizos
cuánto lo extraño
el tío Osvaldo barriendo el pasillo
y la capilla nueva que es una vitrina
y los actores
y las palomas
comiendo migas.
Se te apretó la blusa
cerraron el patio de los naranjos
ahora dónde iremos
dónde estás
¿sabes qué hay debajo los cerezos de la Gruta?
Deja de estudiar
los cuerpos suenan
pasillo Mozart
pastos
tu bandera me envuelve mientras otros te miran
te desean
cuántos años llevan nuestras caras en esos ladrillos
nunca nos van a querer acá de día
y tu novio,
tu novio ya sabe.
Pienso la poesía desde el silencio que se forma en la curvita de tu espalda
esa, casi prohibida.
Me gusta creer que sólo yo la conozco
curvita oculta, oscura
ahí
queda todo en silencio.
Pienso la poesía desde el instante
en que mis manos son las que lo han visto todo:
filos orientales y oscuridad alada.
Pienso la poesía desde el aliento que sueltas inquieta
y me contengo y la intención
y suavizarte el miedo a besos.
Yo también tengo miedo.
Hay escalones que edifiqué entorno tuyo
contigo
con maderas y bastidores
las robamos del taller y tus aros
oye
podríamos caer.
Soy mala poeta
la verdad es simple:
nuestras espaldas duermen opuestas
indiferentes
bajo una misma sábana.
Mujer
llevo otros nombres encima
dolores antiguos que recorro con un placer sadista
algo así como un pellizco en tu sexo.
No te confundas
esta luz que ves en mis ojos
es puro libertinaje y felicidad endiablada de trotes nortinos
que aún no conozco
pero que son devotos de tus fluídos.
- Abre las piernas.
SOFIA VAISMAN MATURANA Nace en 1993 en Santiago-Chile. Es licenciada en Música con mención en composición de la Pontificia Universidad Católica y diplomada en Escritura Creativa de la Universidad Diego Portales. En Marzo del 2015 fue incluida en "La Antología Voces Visionarias" en Ciudad de México, en agosto del 2015 publica su primer poemario: "Pasillos de tiempos precoces", en enero del 2016 fue incluida en la antología "Destellos de mujer" editorial Mis Escritos de Buenos Aires, Argentina, y en julio de 2018 publica su segundo poemario: "No le pongamos nombre a lo nuestro" de Puntos suspensivos ediciones. Actualmente cursa un Master en Composición en King's College of London.