Walter Lezcano - Fuga de capitales
¿Falta mucho
para que explote
ese calefón?
El descubrimiento del fuego,
el encendedor
y el gas mortifican mis sentidos.
No voy a sobrevivir.
Lo que no sé usar
se me vuelve en contra.
Por ejemplo, mi cabeza,
mi corazón,
mis manos.
Del otro lado
de esta calle
un niño
le pregunta a su madre
si le compra un caramelo.
La madre le dice que no,
que no hay plata,
que espere a llegar
a la casa.
La dulzura es la violencia
que nos salva.
Como ese par
de ancianos
en el balcón
que comparten
una botella de vino
y pedazos de pan.
Las alturas no dan tranquilidad
apenas unos cuantos defectos
en la contemplación.
Será que las terrazas
nos están queriendo
decir algo.
Se pone a llover
y los almanaques
siguen corriendo
detrás de un espejismo.
Me despierta
un fueguito
sin freno
que atraviesa
el cielo
las ciudades
los rascacielos
los techos bajos
el pasto
del fondo de casa
y llega
hasta mi mesita ratona.
Los rebotes
son gratis
porque estas paredes
no soportan
la amenaza
del capitalismo.
Mis ojos
hacen lo de
siempre.
La erección
el chorro de orín
y la pasta dental
también.
Un viaje alucinante
de años luz
para todo esto.
Me clavo una paja
y digo
no hay que confundir
mala suerte con metafísica.
Según podemos leer en www.revistaanfibia.com:
En vez de decir “está todo bien”, el correntino Walter Lezcano dice: “Mortal combat” y duplica el efecto. La secundaria fue lo peor que le pasó. Escuela industrial doble turno, llena de varones, influyó por contraste en su pasión por ser docente. Y por leer.
Leyendo alguno de los pocos libros que había en la casa de su padrastro, Walter descubrió la posibilidad que le daban: zafar de la vida real. Ahí sintió que quería generar el mismo efecto, que quería contar historias. Lo hizo, porque le pone talento y garra, a pesar de darse cuenta de lo difícil que es llenar las primeras páginas en blanco. Y de que la lucha por alcanzar algo de perfección estética, dice, iba a ser eterna. Dio la batalla y publicó un montón de libros de poesía y narrativa en editoriales independientes: “Los Mantenidos”, “Jada fire”, “Tirando los perros”, “23 patadas en la cabeza”, y los recientes “Humo” y “Calle”.
Además de profesor de literatura en escuelas secundarias es editor del sello Mancha de aceite, en el que publicó a premiados como Jonás Gomez, y otros más subterraneos que vale la pena leer.
Como periodista freelance, publica en medios como Ni a Palos, Tiempo Argentino, Brando, Rolling Stone y Revista Ñ, entre otros.
Escribir es, para él, la mejor manera de procesar, de manera críptica, su experiencia con el mundo.