todo comienza por algo pequeño - Adrián Agosta
1
todo comienza por algo pequeño.
un compañero del colegio
en primer grado me dijo estúpido
y con eso construí mi casa.
2
no. aquella carne luminosa y fresca que mordías
no era más que hambre. para nada ese cuerpo era tu casa, no.
ni siquiera había un baldío ahí donde construirla. sin embargo,
cuando sus manos, cuando sus fuertes y ásperas manos
se desmigaron con la mañana última
extendiste las tuyas y pediste: no,
no te olvides de mí, por favor.
no te vayas a olvidar
3
estalla el vidrio la lluvia
parte la tarde en mil pedazos
tomo un poco de coca
pienso en el frío pienso que
así el alma
qué podemos decir del alma excepto que
se fractura y se va
4
la delicadeza
con que la noche se desliza
sobre las ramas, sobre las piedras
le da cierta nostalgia.
en sus sienes, las venas laten azules
y temblorosas como hojas secas.
no sabe qué hora es, qué mes, qué día.
así ocurre con quien espera. nada hay
para quien espera.
de pie sobre el pasto, solo, aquel chico
con los ojos empañados
puedo ser yo, o vos, y los dos
podríamos decir:
tu amor es como el patio de mi infancia,
tu amor es el lugar más bello
y también el más triste.
entonces sopla el viento.
5
es la lluvia:
nuestros ojos pequeños charcos temblando
y una pobre frazada de papel que nos abriga
llueve sobre el televisor y sobre la cama
somos feos estúpidos y fieles
como las armas el hambre o los pingüinos, a quienes
el frío une
un frío blanco y poderoso
me aburrís, yo también te aburro
por qué negarlo?
llueve sobre la luz de esta habitación que oscila
ese pequeño ojo abierto
en el cuarto oscuro esa respiración
ese instante
qué otra cosa somos sino esta pobreza?
un pecho latiendo sobre el otro
los brazos tensos los huesos
de la cadera acariciándose torpes
algún sonido la boca apenas húmeda
roja rajada rota
una fragancia qué otra cosa
más que un nombre
que no deja de no nombrarse alguien
que no está?
cogemos, sí
y casi siempre acabamos
recogiendo las prendas sin mirarnos
y con un poco de odio
tal vez temor, quién sabe
nos vestimos
lo ves? somos diferentes
mirá mi remera mirá
mi pantalón mi pelo mi gesto pleno
un poco después la lluvia
no vas a verla
6
si fuera posible
te llevaría a pasear por algún verano de mi infancia
te mostraría cada plaza y cada árbol
cada sol
incendiaríamos bastantes hormigueros, supongo
después iríamos en bicicleta a comprar ciruelas y kiwis
dormiríamos una siesta a la sombra de un espinillo
escucharíamos Because de los Beatles
si fuera posible
te hablaría de mis miedos y escucharía los tuyos
sentados en la cama de mi pequeña habitación
luego
te desnudaría y me desnudaría, en silencio
frente al largo espejo
para mostrarte lo hermosos que somos, así débiles
así manchados
para que veas que no hace falta nada más
si fuera posible haríamos el amor una y otra vez
pero el tiempo vuela
y no recuerdo mucho de mi infancia, diría
hace tiempo dejó de interesarme incendiar a las hormigas
no sé dónde dejé la bicicleta y dudo
que el espinillo no haya sido arrancado
estoy borracho en mi habitación
estoy solo
acabo de masturbarme
entre el percudido parquet de mi casa empezó a crecer la maleza
Adrián Agosta nació en Parque Patricios en marzo de 1994. Sin embargo creció en un barrio de Adrogué, en el sur de la Provincia de Buenos Aires. Allí se desempeña como profesor de Lengua y Literatura y también allí coordina, sin ningún éxito, talleres de lectura en el Profesorado n° 35. Asiste a los talleres de Osvaldo Bossi desde septiembre del 2017.