Mi primer baño desnuda - Inés Kreplak

 

Mi primer baño desnuda en un lugar público fue en el Tigre durante los noventa. Un verano, cuando yo tenía alrededor de ocho años, papá alquiló junto a su nueva esposa y sus hijos una casa sobre el arroyo La Espera. La bomba de agua no alcanzaba para todos y por eso nos tocaba a mis hermanos y a mí bañarnos en el río. Aunque lavarme con jabón en esas aguas turbias no iba a hacerme sentir más limpia, aprovechaba la excusa para nadar desnuda. Recorría mi cuerpo enjabonado con la adrenalina de hacerlo en un lugar público. Soltaba mi malla enteriza en el agua y veía cuánto se alejaba con la corriente del río. A veces tenía que nadar unos metros para recuperarla otras, tenía que atajarla antes de que se hundiera en el barro.

Una tarde de aquel verano aparecieron en la parte de atrás de mi muslo derecho cinco ronchas grandes y rojas con puntas amarillas. Durante una semana tuve prohibido meterme en el río y pude ducharme en la casa. Después del baño, papá me apretaba el pus y me ponía gasas furacinadas, mientras yo hundía la cabeza en un almohadón que había en una de las habitaciones, lo mordía, gritaba y lloraba a la vez.

Con el correr de los años, las vacaciones con papá se convirtieron en apenas algunos encuentros aislados en restaurantes o en cines de Buenos Aires. El Tigre había quedado en mi memoria tan solo como un recuerdo de la infancia. 

 

Inés Kreplak (Buenos Aires, 1987) Estudió Letras en la UBA. Coordina un taller literario y varios proyectos de promoción de la lectura. Fue curadora de la colección de narrativa contemporánea Leer es futuro del Ministerio de Cultura de la Nación y fundadora de la primera Biblioteca al Paso. Publicó algunos relatos en distintos medios, Confluencia es su primera novela.