Jorge Paolantonio - cielo ganado
la mujer que traduce mis historias
la mujer que traduce mis historias
nació en Damasco
dejó que Neruda enamorase en otra lengua
sostuvo la fe profunda de su padre
que la dejó llenarse de Buenos Aires
cedros de oriente acantilados de Gales
la mujer delicada que traduce mis historias
ha parido hijos para entender el mundo
supo acunarlos vertiendo en sus oídos
melodías del Líbano baladas medievales
les armó mandalas con geranios y dátiles
en carne viva traduce mis historias
ha peregrinado y dicho sus oraciones
en una multitud de lenguas
tantas como mujeres violentadas
en Detroit en Guatemala en Medellín
en Río en Jalisco Neuquén y Salta
en Congo Afganistán Somalia
Nigeria y el califato de Sokoto
en la noche azul de Laponia y de Helsinki
las hermanas Mirabal -Dominicana-
María Soledad en Catamarca
la mujer descalza que traduce mis historias
corre un velo en Aleppo
y un sudario en Palmira
se esfuerza por pintar garzas en vuelo
y un cielo donde los higos maduren eternos
en Chile besa a Gida en Kuwait a Ghada
deja a su madre una rosa- de-Siria
cortada esta misma mañana
suspira a cara descubierta
esta que pinta pequeños mundos
esta mujer - pluma inmutable al viento –
talla un cedro de altura incalculable
allí se apilan una grulla un salmón
un ofidio bicéfalo y una mariposa negra:
es un tótem que resume al mundo
en poemas de amor
y una canción desesperada
ars poetica
si alguna vez te crees lo de poeta antes prueba
desaparecer por un instante hablar a media lengua
ejercer sonambulismo recitando canciones escolares
cantar alguna copla frente a la foto de tus muertos
llevar flores frescas donde enterraste al gato
mirar bien el fondo de tus ojos a la hora de la ira
besar tus propios dedos
jurar que quieres la felicidad del mayor número
vaciar tu idioma hamacarte ante la lluvia
despreciar la alabanza morder la soberbia
ignorar la idea de epitafios
aspirar profunda lentamente
la esencia de limón el rastro del amor
la tierra mojada
del poder con que sana la palabra
sauce detrás del hospital
barre la vereda se aturde
son las sirenas de la emergencia
él sin prisa para despeinarse
ve pasar vidas al borde
nunca verá los últimos fulgores
de una tarde en la pampa
allí donde lo plantificaron
se está muy quietecito y llora
Jorge Paolantonio, cielo ganado, VINCIGUERRA HECHOS DE CULTURA - Colección Summa, 2016.