Osvaldo Bossi - Tres

Prólogo (fragmento)

Osvaldo Bossi aparece hace diez años como un relámpago en el mundo de la escritura, con un libro aún inédito que tuve el privilegio de leer: Del Coyote al Correcaminos. Desde entonces, y quizás a su pesar, he colocado su poesía en ese linaje donde también se alza mi casa. A propósito de aquel libro dije entonces: “Bossi desciende al umbral de la infancia y construye, con los residuos de una mitología televisiva, vuelta popular por la recreación de múltiples lecturas, un libro de amor. Teje y asume a sus héroes desde el revés de la trama visible, haciéndolos comparecer por sus rostros secretos y cargados de una dulce humanidad que deshace los paradigmas de cartón y rehace la magia del cartoon. Poemas que no piden disculpa. Parecen rozar el melodrama pero luego huyen de él instalándose en una frontera epigramática donde ironía e impulso lírico trabajan juntos para hacer del basurero del producto de mercado o del lugar común, una imaginería verbal que encarna las emociones resplandecientes. Toman por asalto las distintas retóricas disponibles con una voz original, audaz, hablada desde el cuerpo que demanda al yo que lo historiza para dar cuenta del deseo y de los límites franqueables que lo aprisionan. Poemas también escritos para seducir al mundo. Pocas veces he leído un texto como el que abre este libro -dilema se llama-, donde en quince líneas sostenidas aparece once veces la palabra verga, semantizada de manera múltiple como una maquinaria lúdica que ametralla rítmica, aliterativamente al Censor, para caer como un guante o el pétalo de una flor, metonímicamente sobre el cuerpo amado, sobre su verga tangible. La memoria recorta situaciones y objetos que vuelve a signar en el seno de una estructura narrativa consciente. Allí el balbuceo frenético que atenta contra las leyes del lenguaje se organiza volviéndose cuerpo y no cadáver reproductor de una existencia previa.”

 

Diana Bellessi

Abril 1997

 

Tres (fragmento)

 

Tú eres mujer. Tú eres hombre.
Tú eres el muchacho y también la doncella...
Tú eres aquéllo.

Upanishad Chandogya

 

 

 

Un hombre que ama a un hombre
que ama una mujer, está acorralado;
pende en lo alto como una hora
bella e inútil; se da a sí mismo
en un extravagante vacío, toca
el vacío con los dedos.

 

 

 

 

 

 

 

Sublime es el reposo de quien
dejó caer el peso de un terrible deseo
sobre el más fuerte; ese
que tuerce el curso de los ríos
y hace del agua estancada una fuente
donde él se detendrá, se detendrá
una sola, una sola vez.

 

 

 

 

 

  

  
No sabe que te amo, que algo
la empuja a tu deidad, la hace salir
de sí y caer en tus brazos y volver
a salir y caer... Yo mismo la deseo.
Le doy un gran papel, un rostro
que la haría llorar. A mí me hace
llorar toda la noche.

 

 

 

 

 

 

 
Cuando mi amado entra
al cuerpo de ella, es a mí
a quien tan hondamente
llega; me quita la respiración,
arrasa y mira a los ojos.
Pero cuando por mi propia
carne él entra, es a ella
a quien toca: desnuda, la puedo
sentir del otro lado suspirar.

 

 

 

 

 

 

 
Se entrega a las caricias
de esta madre más allá de las madres.
El pecho, las axilas, ella y yo
lo envolvemos hasta abrasarnos, atentos
a ese rostro, huella, como
presencia de lo desconocido.

 

 

 

 

 

 

 
Estás fuera de mí, por eso
sufro. tenés un rostro, un cuerpo:
él lo besa todas las noches ¿qué hacer
para recuperarte? El no hace nada,
te guarda para sí, es tan mezquino
su amor...

 

 

Osvaldo Bossi, Tres, Caleta Olivia ediciones.

 

Contratapa


Tres es uno de los libros de poesía que más presté y sé que es uno de los hitos de los noventa que más pasaron de mano en mano y se fotocopiaron. Que casi veinte años después regrese a nosotros me parece un regalo. Entonces, como ahora, no dudo en sostener que en su particular tono trágico y despojado y en la manera en que se desmarca de otras estéticas de la época, Tres es un libro fundamental para comprender la diversidad de ese momento de la poesía que fue la década del noventa. Quienes ya lo leyeron, en esta edición van a recibir el obsequio de un poema inédito: Fiebre, que pertenece a Tres aunque no estuvo presente en la primera publicación, y ahora nos revela una dimensión más del libro. A quienes por primera vez se aproximan, los espera la intensidad de una voz única en su desgarro y en su belleza. Cada poema corre el riesgo de acercarse al amor y jaquearlo en su dolorosa maravilla. Nada es gratuito, nada está de más. Como en toda la obra de Bossi, el poema es un mecanismo de conmoción, nos saca de nosotros y por un rato nos lleva a un lugar otro: Telémaco, Valdemar, o el amante descolocado. No se sale indemne de esta lectura: inevitablemente evidencia que lo poseído y lo desposeído / brillan como una misma moneda. Brillo que recuerda a las tres capuchas de los niños de Willy Ronis que desde la tapa de la primera edición nos daban la espalda para perderse en un camino sin fin. En blanco y negro, la foto habla del frío y de la indefensión ante la inmensidad, su puro devenir. Cuando la veo ahora, no puedo dejar de pensar en cierta desprotección, en la incertidumbre de los caminos del amor y del deseo. Ese recorrido, para los niños de la foto, y para quienes como Osvaldo y yo vivimos esos tiempos, ya fue transitado. De ese periplo, Osvaldo trajo y nos entrega aquí Tres, un libro que entonces como hoy, más allá de cualquier generación o momento, es único. Bienvenido sea en el regreso y en la intensidad lírica de cada uno de sus versos.


Andi Nachon